domingo, 27 de julio de 2008

cada renacimiento, cada muerte.

Hay una idea fundamental.

Solo muere lo que muere.

Una de las ideas básicas a este respecto es la ley de la paradoja de la información.

En ella se afirma que la información y la energía, no se pierden.

¿Que estupidez?

Es necesario qué alguien venga a contarnos lo qué ya sentimos.

Lo más importante qué entiendas es qué tu carcel son tus pensamientos, tu mente, mientras qué tu alma es infinita.

Y, cuando logras trascender las carceles a las qué te sometes, todo tu cerebro alcanza algo semejante a un único amanecer.

En todo tu cerebro, accede un chorro ascendente de chi qué ilumina ese increible multiplicador que es el
cerebro y todo el universo posee un sabor a helado de vainilla.

Todo este espectaculo es tan único, qué supone la creación del eden.

Y el universo sonríe porque entre el cielo y la tierra no cabe ni un pelo.

El problema es qué un sólo pensamiento determina la distorsión de esa vida. Pues está, la vida, sólo es vida cuando es un exceso.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen.

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